Buena lectura para padres, pero también para uno mismo para cuestionarse si ayudamos demasiado a otros facilitándoles en exceso la vida y para plantearnos otras salidas y soluciones cuando tenemos un problema.
El otro día estábamos en el colegio y David se subió a unas gradas. No estaban ni muchísimo menos altas pero quiso bajar por la parte que no había escalón y a él le parecía más divertido.
Cuando miró hacia abajo, observé que se paraba a pensar y después de hacerlo me dijo (en ese momento eché la foto):
- Mamá, no puedo bajar…
Normalmente yo lo que hago en estos casos, es acercarme y ayudarle a bajar, sin mucha más historia. Sin embargo ese día, me salió de golpe la pregunta que siempre uso en los cursos, sesiones y momentos en los que las personas se paralizan.
- Y, ¿qué puedes hacer?
Automáticamente me di cuenta que me había salido sin pensar y que seguramente no me iba a contestar o me iba a decir “No sé”. Así que su respuesta, me dejó bastante sorprendida.
- ¿Pedir ayuda a algún papá?
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